

Entre tanto gas hilaranteY comentarios hirientesNo puedo evitar pegar mi rostro en la ventana,Hacer rostros de pescado a los peatones,Recordar que sufro el mal de ojo...
Con el tiempo como todo viajeroHe perdido el sentido de orientación y las ganas de conversar con extraños.Babear la blusa vecina o pegar mucosidades en pantalones ajenos ya no es tan divertido.
La sensibilidad en ambas nalgas es privilegios de la clase alta… Para el común de la gente las divisiones de los glúteos son hechas a mano o con tiza crayón…Los pasajeros nos graduamos de fakires o contorsionistas sino tenemos el tamaño del peruano promedio, los enanos ruedan por el suelo y mueren bajo las sucias suelas de los zapatos, los altos se convierten en jirafas enjauladas y Los obesos devoran a sus opuestos cada cambio de luz. El embarazo involuntario es tan común que los cobradores Obsequian preservativos sin empaque cuando hay tráfico…Y si hablamos de higiene personal llegaremos a una conclusión penosa: "El limón no es muy persuasivo Y solo sirve en ciertas partes del cuerpo"
A veces suspiro recordando el sonido de los choritos y los peines en fricción o el ruidoso y desafinado cántico andino interpretado por algún niño sin dueño.
Ya no existen:La fluidez de verso en los vendedores.El miedo a la metida de mano.La autoestima en los pica boletos.El zapatito que adornaba el retrovisor.La angustia de llegar temprano a casa...
Por eso he decidido seguir a pie el resto de este viajeAunque me lastimen las piedritas en los zapatosY me discriminen por ser peatón.